La resequedad de los ojos es un padecimiento que recibe el nombre de ojo seco. Dado a que las causas que lo originan están asociadas a costumbres de la vida moderna, son cada vez más las personas que experimentan el problema de no tener lágrimas.
De buenas a primeras y para quien jamás ha escuchado hablar del tema, el nombre del padecimiento puede mover a risa. Pareciera referirse a quien no es propenso a echar una lagrimita de vez en cuando. Sin embargo, el problema cuya incidencia cada día aumenta más entre la población, es una enfermedad que trae consecuencias tan severas como la pérdida de la agudeza visual. Los ojos están provistos de las llamadas glándulas lacrimales las cuales, en conjunto con glándulas que segregan grasa y mucina, cumplen la función de producir el líquido lacrimal que necesita el ojo para llevar a cabo normalmente la tarea de permitir una buena visión. Así, cada vez que el ojo parpadea, se distribuye de forma uniforme el líquido lacrimal por la superficie ocular. El problema se presenta cuando, por diferentes razones, el líquido empieza escasear. Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de ojo seco? "La denominación se utiliza para designar el padecimiento ocular caracterizado por un déficit de lubricación de las lágrimas, aunque también puede presentarse por defectos oculares", específica el oftalmólogo Tomás Castro Grüber, de la Unidad Oftalmológica de Caracas. Es un problema de resequedad en los ojos que se manifiesta de diferentes maneras dependiendo de su intensidad, pero la principal característica es la ausencia o escasez de lágrimas. Los pacientes presentan enrojecimiento, intolerancia ante la luz, sensación de tener sucio o arenilla lo cual suele venir acompañado de ardor y, curiosamente, ojos llorosos o demasiado húmedos.
Probablemente, la mayoría de quienes estén leyendo este trabajo, se alarmarán cuando sepan que su rutina diaria los coloca en situación de riesgo. Pues sí, la continua exposición a la pantalla de las computadoras, aires acondicionados, ventiladores, humo y polución, los climas secos y áridos; y el consumo de bebidas alcohólicas son algunos de los factores asociados al surgimiento del ojo seco.
La causa más frecuente del ojo seco es la deficiencia lagrimal, asociada con la edad. A medida que aumenta la edad de una persona puede presentar deficiencias en la cantidad o calidad de las lágrimas, de manera que ante la misma agresión externa (viento, humo, aire acondicionado) siente más la sequedad ocular que una persona joven, . Otras condiciones son el uso de lentes de contacto, enfermedades crónicas como conjuntivitis, deficiencias de vitamina A, enfermedades que se asocian con deficiencias propias de la glándula lagrimal, como el síndrome de Sjogren y la artritis reumatoidea. Los operados de cirugía con láser (Lasik) presentan en mas de un 40% resequedad ocular. De la misma forma, existen medicamentos que pueden producir resequedad en los ojos como algunos antihistamínicos, antihipertensivos, antidepresivos, ansiolíticos y diuréticos, entre otros.
A las diferentes razones que originan la resequedad se suma la deficiencia en la producción de algunos de los componentes de las lágrimas (mucina y grasa), o alteraciones anatómicas del ojo o los párpados, como por ejemplo alteraciones de la córnea o de los bordes de los párpados.
Hasta los momentos la enfermedad no tiene cura. La ciencia médica sólo brinda tratamientos paliativos que ayudan a sobrellevar el padecimiento. Las lágrimas artificiales son las aliadas y compañeras perennes de quien sufre de ojo seco, pues suplen a las lágrimas naturales en su rol de lubricar y proteger el ojo. Existen dos tipos y el médico las prescribirá a cada paciente de acuerdo con su condición. En todo caso, el mercado ofrece dos tipos de sustitutos de las lágrimas que se diferencian entre sí por su composición química y viscosidad. Las menos viscosas deben aplicarse frecuentemente y las más espesas tienen un tiempo de acción más largo; de allí que no sea necesario colocarlas seguidamente. Castro Grüber explica que existen otros medios alternativos: "Actualmente se están desarrollando medicamentos que estimulan la secreción de los componentes de las lágrimas, que se conocen como secretagogos (de musina y grasa), componentes fundamentales en la lubricación ocular".
Sólo los casos severos exigen medidas drásticas. Si el paciente tiene el ojo "prácticamente" seco, es común que se proceda al cierre temporal o parcial de los puntos lagrimales mediante tapones de colágeno o plástico. Este método procura que el líquido lacrimal se acumule y favorezca el humedecimiento del ojo. También se podrá indicar el cierre de los párpados con suturas, y así mantener la poca humedad que todavía conserva el ojo.